Realizar una escapada a Amsterdam este verano puede ser una maravillosa excusa para disfrutar de una de las ciudades más vibrantes del continente, de una de las más cambiantes urbes del mundo. Una ciudad que se mueve entre el sueño y la pesadilla, entre el más bucólico de los parques y el más sórdido espectáculo nocturno en su Barrio Rojo.
En esa ciudad repleta de canales y tan dada a descubrirla paseando, la parte gastronómica se presta a paladearse sin mucha pausa, con la misma viveza que sus gentes o su ambiente, con la misma informalidad que sus propuestas siempre jóvenes y modernas.
No es Amsterdam en general, una ciudad sofisticada a la hora de comer, con las excepciones siempre existentes en ciudades de este tamaño. Si lo que busca, de cualquier forma, es un lugar aristocrático y lujoso con platos del más alto nivel, visite el restaurante La Rive en la calle Professor Tulpplein 1. Un inigualable ambiente para una cocina moderna con menús degustación en torno a los cien euros.
Otra buena opción es el Restaurante Veermer en la calle Prins Hendrikkade 59-72. Aquí encontrará una sensacional cocina contemporánea en contraste con un coqueto y clásico comedor.
Si por otra parte prefiere disfrutar de la incorrección y la algarabía de la ciudad déjese llevar y pruebe por ejemplo en cualquiera de los puestos callejeros del centro, esos cucuruchos de patatas con un montón de salsas a elegir, o sus arenques crudos aderezados con cebollas y pepinillos, que deberá comer al mejor estilo holandés, con las manos y de un bocado.
Disfrute en cualquier pequeño local de sus maravillosas selecciones de quesos, que en modo de tablas son una muy buena opción para una cena entre Edams y Goudas.
Para una elección más suculenta pruebe las Bitterballen, esas albóndigas fritas acompañadas de mostaza que sirven en muchos bares a modo de tapas.
No se olvide que en esta ciudad de placeres variados mantener el estomago lleno es siempre una buena elección.
Fuente: www.blogocio.com